Me gusta caer por el abismo de la madriguera igual que hace Alicia, vivir realidades que no me pertenecen, tener la oportunidad de empezar de cero. Como si el lápiz fuese la llave para abrir todas las puertas de mis rincones. Me gusta tener ese poder, nunca sabes cuando va a florecer. Sin embargo, ahora que las paredes nos amurallan, la imaginación es más libre que nunca.
Yo estoy aprovechando el cautiverio para travesar cada día esas murallas y dar forma a todo lo que estamos viviendo, construir nuevas ciudades. Pueden ser como quieras: de papel, de tinta, de pintura, de música, de tela… Me dejo llevar y aprovecho el momento. Vivo este momento histórico como MI momento histórico. Como el momento para poder abrir todas las puertas que quiera, para expresarme.
No se puede dejar de volar, nunca se deja de imaginar, nunca dejaremos que las murallas nos aplasten. Yo intento hacerlas mías, aprovechar el remolino que llevamos para catapultar todas esas emociones donde queramos, para quitarnos piedras de la espalda. Así, crecen nuevas ilusiones, nuevos futuros, nuevas maneras de volver a caer una y otra vez en el maravilloso abismo de la madriguera.
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